Después de intercambiar varios correos con Julio, finalmente, un compañero, Paco y yo quedamos con él para instalarla en el colegio. Con puntualidad británica llaga Julio con la BQ Prusa I3. La trasladamos a la sala donde va a estar depositada durante las intensas impresiones que esperamos realizar. Julio la desembala y nos va introduciendo en el mundo de las impresoras 3D: sus partes, elementos y componentes, los diferentes materiales y sus características, los movimientos, sonidos, … Probamos el ajuste y equilibrado (no es necesario tocar prácticamente nada, Julio la ha traído a punto) pero aprovechamos para lanzar infinidad de preguntas sobre el apagado, encendido, equilibrado, limpieza del extrusor, … Afloran nuestras dudas sobre dejarla funcionando durante toda la noche o no, el fin de semana o mejor cuando estemos nosotros para echarle vistazos periódicos, por si acaso. Tras unas horas, que no lo parecieron, nos vamos agotados pero emocionados con la impresora.